domingo, 4 de julio de 2010

Dario Dubois, ese loco desafiante

El fútbol profesional no igual que en otros tiempos, el jugar por la camiseta se ve muy poco y en raras ocasiones. Mucho dinero se maneja entre los futbolistas, representantes, dirigentes y gente del fútbol. No pasa lo mismo en el ascenso porque ahí se ven los luchadores, que quizás tienen dos trabajos y sobreviven con ambos para darle de comer a sus familias. Dario Dubois formó parte de estos jugadores que siempre entregaban todo en cada partido. Con una personalidad fuerte, directa, crítica del fútbol el defensor se diferenciaba de muchos de su colegas. Dubois que se inició en Yupanqui en 1994 era fánatico del black metal y un día decidió sorprender dentro de una cancha no sólo por su garra y entrega. Su pasión por ese estilo músical lo llevó a pintarse la cara al estilo Kiss pero tomó la fuerte decisión de salir así a disputar un partido. Nada más y nada menos que el clásico en el que Midland, donde jugaba por ese entonces, enfrentaba a Argentino de Merlo. "Esto me da mucha polenta, vos te pintas la cara y salís a guerrera. Sé que los rivales se van a asustar, pero el reglamento no lo prohíbe. Yo escucho black metal, bien podrido, una música que me parte la cabeza y tengo ganas de jugar así, como soy", declaraba el zaguero central a Olé en el día que sorprendía con su nueva apariencia. Sus compañeros lo tomaban con humor y sus rivales algunos lo cargaban pero otros realmente le temían. Luego de unas fechas, llegó la negativa desde la AFA justificando que daba una mala imagen para la Primera División D del fútbol argentino.
La música no sólo apareció por ese lado en su vida sino que también se animó a formar una banda llamada Tributo Rock en honor a Vox Dei, pese a que él y todos sus compañeros tenían influencias metaleras. Estaba integrada por Carlos García en guitarra (Deportivo Paraguayo), Perico Falco en batería (Midland), Maxi Ponce en armónica (amigo de Perico), Eduardo Paredes en la voz (Deportivo Paraguayo) y Darío se encargaba del bajo. Tenía bien en claro que el fútbol era un negocio, una forma de ayudar a sobrevivir y el trabajo que lo ayudó a salir adelante siendo de una familia humilde. Fiel a su estilo sincero y directo expresaba su visión del fútbol y lo que lo rodea: "No me gusta jugar. Lo hago porque es muy competitivo y me entreno mucho. No como carne roja, no fumo, no tomo alcohol ni drogas. Nunca lo hice. Además, la poca plata que gano me ayuda. Mi posición económica es desastrosa". No sólo fue recordada su anecdota por pintarse la cara sino que también hay muchas otras como cuando denunció a viva voz en una entrevista radial en el programa Ascenso 950 por Radio Belgrano que el presidente Juventud Unida, Juan José Castro por ese entonces, les había ofrecido plata para que Victoriano Arenas, donde jugaba, perdiera y que él entrará en una relección de San Miguel. Hay muchas otras que lo pintan de cuerpo y alma. Jugó también en Laferrere, Riestra Cañuelas y Paraguayo. Disputó oficialmente 146 partidos e hizo 13 goles. En el 2005 le llegó el forzado retiro a causa de una rotura de ligamentos cruzados cuando jugaba para Victoriano Arenas de la que ni el club ni la AFA ni Futbolistas Argentinos Agremiados quisieron pagarsela. Se las rebuscó y fue sonidista de bandas. A mediados de marzo del 2008, una noche que regresaba de trabajar para una banda intentaron asaltarlo, se resititó y fue baleado. Tras ocho días de agonía falleció en el hospital Paroissen del partido de La Matanza. Los que lo conocieron dicen que era un tipo de códigos, amante de la música, que tenía sus principios e ideales. Sin dudas que será recordado por el que desafió en el ascenso por su cara pintada a lo Kiss y por sus posturas frente a este deporte que lo ayudó a vivir.

La noticia del fallecimiento a través de Canal 13



Imagenes: Diario Olé

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